21 de junio de 2011

Falling Skies

La esperada serie de ciencia ficción producida por Steven Spielberg llega a las pantallas estadounidenses. Con Mark Verheiden (Héroes, Galáctica) como máximo responsable creativo espera convertirse en uno de los fenómenos televisivos de la temporada a la altura de Game of Thrones (Juego de tronos), aunque hay que reconocer que esta última ha puesto el listón muy alto para las series que han de estrenarse.
Con una introducción digna de lo mejor de Spielberg, al igual que la batalla inicial, la cual pone los pelos de punta y establece las bases de la serie. El nivel de producción de los detalles, casi como una película de cine, y se nota en los espectaculares efectos visuales y en la postapocalíptica ambientación. El episodio piloto nos sitúa varias semanas después de la invasión a las grandes ciudades, con un grupo del ejército que lucha por salvaguardar los pocos grupos de civiles que no han sido exterminados o captados. El enemigo en cuestión serán unos peligrosos alienígenas llamados Skitters y sus gigantescos robots, a los que llaman Mech.
El comienzo del piloto es espectacular y deja al espectador pegado a su sofá, aunque transcurridos varios minutos, la serie cae en la dinámica de lo peor de Spielberg, presentándonos unos personajes nada profundos y con el síndrome norteamericano de "como es el piloto tengo que dejar claro mi nombre y mi rol en la historia". A eso se le une una copia infumable de las geniales partituras compuestas por John Williams en sus bandas sonoras, en un intento de transmitir alguna emoción cuando lo único que consigue es desesperar a un telespectador sediento de más acción tras el espectacular comienzo.
La presencia del veterano Will Patton, interpretando a Weaver, aportará algo de solidez a unos personajes raquíticos y sin ningún interés, víctimas de un guión pésimo. El protagonista, Tom Mason (Noah Wyle) es un profesor de historia que no deja de recordar batallitas y acontecimientos en cada minuto que no se encuentra pegando tiros. Con una presencia que impone más bien poco, Will Patton lo devora interpretativamente en cada plano que comparten. En este caso, la motivación del héroe será encontrar a uno de sus tres hijos, que ha sido captado por los Skitters, lo que no significa que haya muerto, así que Tom tratará de planear un rescate imposible. 
El final del piloto remontará un poco el vuelo y, probablemente, haga olvidar el mal rato pasado viendo a estos personajes lineales, ya que da más de lo que promete.

El segundo capítulo mejora notablemente, aunque los aliens aparecen menos en pantalla, el interés crece con la entrada en escena de una banda de forajidos postapocalíptica. John Pope (Colin Cunningham) lidera este grupo de desalmados que buscan acumular recursos, armas y exterminar todo los Skitters posibles. Cunningham se marca una genial interpretación como el clásico personaje ambiguo, es, sin duda, un soplo de aire fresco en un reparto muy diluido. 

Da lo que promete, aunque se le podría exigir un poco más de lo que ofrece. Es más una serie de acción futurista que una de ciencia ficción como género puro, aunque esté salpicada con varios detalles. Los efectos visuales y el hecho de poder aportar algo nuevo a la dilatada mitología de invasiones alienígenas son sus puntos fuertes. Esperemos que mejore durante la primera temporada.

PUNTUACIÓN: 6/10

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