Corría el año 2009 y el Reino Unido continuaba con la producción de grandes series, como era tradición. Entre ellas germinó una pequeña joya del género de terror, se trataba de Psychoville, una genialidad creada con la más absoluta mala leche y dispuesta a reescribir todas las normas establecidas en televisión.
Para hablar de Psychoville, es necesario referirse a dos nombres propios: Steve Pemberton y Reece Shearsmith, creadores, guionistas y máximo reclamo frente a la cámara. Estos dos actores británicos no sólo se ocupan de los perversos libretos de la serie, sino que también la protagonizan interpretando varios papeles. Bien es cierto que el trabajo de maquillaje y vestuario a la hora de caracterizar a los personajes juega un rol importante, pero si lo sumamos al talento innato de estos dos actores, el resultado es un camaleónico reparto coral con menos actores de lo que en realidad se supone.
El desencandenante de la trama de Psychoville es una carta, bueno, varias, cada una de ellas enviadas a los respectivos protagonistas por una oscura figura con guantes y sombrero negro. El mensaje escrito en dichas cartas provocará una reacción en cadena que conducirá a los protagonistas, sin conexión aparente, a una mansión donde el oscuro secreto bajo el sombrero negro será revelado ante ellos, y acontecimientos pasados volverán dispuestos a atormentar la ya tormentosa mente psicótica de los protagonistas.
Una oscura trama, digna de las series de suspense británicas, y que enlaza cada personaje y su historia. Si no fuese por el negrísimo sentido del humor que imprimen Pemberton y Shearsmith a cada diálogo y situación, la serie hubiera sido catalogada como suspense/thriller. Pero aunque lo intenta, Psychoville no va por esa vertiente. Su claro objetivo es sorprender a la adormecida audiencia de nuestros tiempos, mostrando los aspectos más oscuros del ser humano con un toque de humor inglés. El resultado: una obra maestra.
Exacto, como el título anuncia, los personajes son algo psicópatas, aunque eso no produce repulsión al espectador, al contrario, el hecho de estar viendo la otra cara de la moneda de la psique humana, la que es cercana a la "normalidad", parece reconfortar la confusa mente del televidente, condenado a repetir trama una y otra vez mientras la televisión no deja de emitir el nuevo capítulo de la serie sobre un policía con un talento o habilidad que investiga crímenes y el grupo de secundarios de turno que le acompaña.
Cada personaje de la serie es maravilloso y perverso a partes iguales, se nota el cuidado y el mimo que los guionistas ponen en cada mínimo detalle, lo que lleva al espectador a entender en algunos momentos el por qué de ese comportamiento psicótico. Ellos son el núcleo de la serie, su carisma y su imagen se quedan grabadas a fuego en la mente del espectador sediento de nuevas experiencias televisivas.
PERSONAJES:
Mr. Jelly: Encarnado por Reece Shearsmith, Mr. Jelly es un payaso manco que se dedica a animar fiestas con su bolsa de las cien manos, aunque en realidad apenas tiene 20. Intercambiándolas una tras otra, busca arrancar una sonrisa de los niños. Un payaso aplicado, pues lleva puesto su uniforme de trabajo en cualquier momento del día, ya sea paseando por la calle, durmiendo o en una cita con una prostituta. Mr. Jelly es fiel al código de los payasos, y se asegura de dejarlo claro.
Mr. Lomax: David Pemberton se encarga en esta ocasión de interpretar magistralmente al huraño y cascarrabias anciano ciego, que es propietario de una sombría mansión. En ella esconde un gran secreto, la mayor colección jamás reunida de muñecos de peluche. La raíz de su psicopatía sale a la luz con la aparición del último peluche que necesita para completar su colección. Para eso contará con la ayuda de Tealeaf, un joven asignado por Servicios Sociales para ayudar al cascarrabias señor Lomax con su discapacidad, pues además de ser ciego está paralítico. Ambos entablarán una extraña amistad.
David y Maureen Sowerbutts: En un claro homenaje a los personajes de "Psicosis", Shearsmith y Pemberton encarnan a Maureen y David respectivamente. La madre cariñosa y sobreprotectora y el hijo ausente y con complejo de Edipo son dos personajes que rozan el tópico social, pero que con el talento que imprimen los guionistas llegan a convertirse en iconos de referencia a la hora de mencionar la serie. La química entre los dos actores a la hora de transmitir la claustrofóbica sensación de familia peligrosamente unida es sobresaliente.
Robert: Interpretado por Jason Tompkins, el cual da vida a un personaje con algo de fe en el mundo, deseos de convertirse en actor de teatro y enamorado en secreto de su compañera de reparto. Todo cambiará cuando le gasten una broma pesada que desatará la furia adormecida dentro del diminuto cuerpo de Robert, haciendo que sus poderes psíquicos latentes salgan a la superficie.
Joy: En este caso, Dawn French interpreta a la perturbadora Joy. Ésta rebosa felicidad en cada uno de los minutos que permanece en pantalla, casi contagioso, su sonrisa alegra el día a su familia e ilumina su hogar. Si no fuera, claro, porque su marido la odia y su hijo es un andrajoso y siniestro muñeco abandonado tiempo atrás en un basurero. Su psicosis le lleva a pensar que el muñeco está vivo y debe ser tratado como un bebé por su parte y la de su marido. Éste, guardará los sentimientos de odio crecientes en su interior mientras un perverso plan se fragua lentamente en su cabeza.
Jeremy Goode/El cantante silencioso: personaje introducido en la segunda temporada, y desde luego, a la altura de sus predecesores. De nuevo con Reece Shearsmith como intérprete dando vida a un paranoico bibliotecario acosado por una siniestra imagen, el cantante silencioso, el cual aparece cuando no es capaz de manejar las situaciones a su alrededor. Sin embargo, logra detener sus visiones, hasta que un día una lectora de la biblioteca pierde uno de los libros, y no puede devolvérselo. El espacio vacío en la estantería se hará cada vez más grande frente al perturbado Jeremy. Horrorizado comprobará como el cantante silencioso a vuelto, y cada vez, con mayor intensidad.
Hattie: En este caso le toca a Pemberton dar vida a la excesivamente animada Hattie. Todo un carácter rebosante de alegría que no para de cacarear allá por donde pasa. Un día su mejor amigo gay le pide un gran favor: casarse con su amigo árabe para conseguir la nacionalidad británica. Ella acepta ilusionada, pero lo que su amigo no sabe es el monstruo que ha despertado. Una obsesa de las bodas, el compromiso y la perfecta vida en pareja que anunciaban los folletos de batidoras y aspiradoras allá por los 50.
Geniales personajes que danzan al ritmo de un guión prodigioso mientras el sobrio estilo inglés a la hora de dirigir y producir les rodea durante toda la trama. Una primera temporada brillante (mención especial al capítulo 4 rodado como una obra de teatro en la residencia de los Sowerbutts) que deja un final abierto. Tristemente, durante 2010 la producción sufrió algunos problemas retrasando la segunda temporada, sin embargo, hicieron un hermoso regalo de Halloween a los fans. Se trataba de un episodio especial más largo de lo habitual, en el que unos chavales se cuelan en una mansión, ¿adivinan cuál?, y comienzan a contar historias de miedo. Éstas están basadas en cuentos clásicos de Halloween, pero protagonizadas por los personajes de Psychoville. Este episodio especial también puso final a la historia, que quedó algo descolgada en el episodio 6.
Ahora, en 2011, la segunda temporada ha llegado, y se ve que Pemberton y Shearsmith no están dispuestos a que su serie caiga en la mediocridad y el costumbrismo, así que han dado un radical giro argumental reinventando la trama y los personajes. También han introducido nuevos psicópatas en la historia, cuyos destinos estarán ligados en cierto modo al de los protagonistas clásicos.
Otro giro interesante les ha llevado al género fantástico, con la clásica sutileza inglesa, donde la serie demuestra que puede seguir ofreciendo mucho más.
Gracias a un magnífico último acto de la segunda temporada y con muchas opciones abiertas, es muy posible que la serie retorne en una prometedora tercera temporada, una gran noticia para la audiencia de Psychoville y para la televisión actual, necesitada más que nunca de joyas como estas entre sus clónicas programaciones.
TRAILER V.O.: